En Tlaxcala, un lugar con el que algunos incluso bromean sobre su existencia, pero cuya riqueza en tradiciones e historia se remonta más allá de la época novohispana; los días de niebla y lluvia no son vistos con el mismo romanticismo y anhelo que en cualquier otro punto cálido del país, ya que estos traen presagio de calamidades, que llegan en las alas de un guajolote.
Imagen tomada de canva.