¡El cochinito no funciona! Usa este sistema para enseñar a los niños sobre el dinero

Familia

Por Edith Esquivel

Decides enseñar a tu hijo la importancia del ahorro y le compras un cochinito de cerámica. El niño mete ahí una parte de su domingo durante varios meses, y cuando siente que el cochinito ya está bien lleno, le ayudas a romperlo para que se compre un juguete. Y eso es todo. El chiquillo no vuelve a ver un cochinito hasta que tiene a su propio hijo y decide enseñarle sobre el ahorro. Esta es toda la educación financiera que reciben la mayoría de los niños en nuestro país, si tienen suerte. Pero, ¿es suficiente o correcta? 

En el artículo de hoy te voy a demostrar que no lo es y tú mismo podrás decirme por qué. Si quieres romper el ciclo de estrés y sufrimiento por dinero, necesitas cambiar las cosas, porque no puedes esperar resultados diferentes si haces con tus hijos lo mismo que tus padres hicieron contigo. Es un tema demasiado importante como para dejarlo al ahí se va. 

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Menos teoría y más acción

El bienestar financiero se logra con un 20% de conocimientos y 80% de comportamientos. Pero de ese 80%, el 90% de la conducta financiera de un adulto procede de lo que aprendió en casa durante su infancia, según datos de la OCDE. Además, las intervenciones educativas para la alfabetización financiera en el público en general mejoran solo un 0.1% los comportamientos financieros. ¡Así es! Una clase de finanzas no funcionará por sí sola. Las prácticas en casa son vitales. 

Pero entonces, ¿por qué hay hermanos con hábitos financieros opuestos? Ah, porque los padres somos jardineros, no carpinteros. No podemos darle a nuestros hijos exactamente la forma que queramos, pero podemos sembrar semillitas de buenos hábitos, ponerlas al sol y regarlas. 

¿Qué lecciones financieras aprendiste de tus padres?

Antes de comenzar a enseñar finanzas a tus hijos, te conviene analizar tus propias creencias financieras heredadas de papá, mamá, tíos o abuelos. ¿Tus nivel de estrés financiero es alto y parecido al de tu familia de origen? 

De ser así, probablemente te convendría reconsiderar algunas de ellas. Elige qué lecciones financieras quieres transmitir a tus hijos y cuáles quisieras cambiar. Por ejemplo, de niña, al observar a mis padres, yo aprendí lo siguiente: 

  • Las deudas son malas. 
  • No prestar dinero.
  • No gastar más de lo que ganas.
  • No gastar para impresionar a otras personas. 
  • Comprar muebles desechables.

Algunas me siguen gustando, otras son ciertas pero no siempre, y de plano la de comprar muebles desechables me parece una tontería. ¡Qué estaban pensando! Hazte consciente de las enseñanzas financieras familiares y observa cuáles han tenido buenos resultados y cuáles no. De lo contrario, podrías estar viviendo de acuerdo con los valores y errores de otras personas. 

La influencia de los padres se transmite a través de: 

  • Actitudes y creencias financieras. 
  • Cómo y qué se dice en la familia con relación al dinero.
  • El comportamiento financiero. 
  • Cómo involucran los padres a sus hijos en el día a día, durante las crisis y cuando cometen errores. 
  • El grado de estimulación que promueven los padres para la independencia financiera de los niños.

Existen algunas actitudes financieras que por afuera parecen positivas o sin importancia, pero que transmiten un mensaje implícito que puede ser nocivo para el desarrollo financiero de los niños. Por ejemplo: 

  • Dar domingo o mesada – “El dinero es gratis”.
  • Retener el dinero o posponer una compra como castigo – “El dinero sirve para controlar a los demás”. 
  • Pagar por cumplir las obligaciones – “No hagas nada por ayudar si no hay dinero de por medio”.
  • Robar a los niños o no pagarles lo que te prestan – “No sirve de nada ahorrar, mejor gastárselo todo antes de que desaparezca”.

Un sistema de educación financiera para niños centrado en el comportamiento

“Uno no se eleva al nivel de sus metas, cae al nivel de sus sistemas” -James Clear. 

La educación financiera de los niños trata de enseñarles a usar el dinero para que en el futuro tomen decisiones que los lleven al mayor bienestar posible a corto, mediano y largo plazo. 

Lograr esto es complejo, y requiere de un sistema. ¿Por qué? A menudo decimos que el dinero es una herramienta, pero eso es simplista. El dinero en sí no es una “cosa”, un billete o una moneda, el dinero es un sistema. Aprender a usar un sistema, por ejemplo, la escritura, requiere a su vez de un sistema de aprendizaje que puede requerir años. Esto es mucho más complejo que aprender a usar una herramienta, como podría ser un serrucho. Por eso los padres deben estar conscientes de que enseñar sobre el dinero es una tarea continua que debe tener una estructura bien pensada. 

Los niños pueden aprender con información, imitando el ejemplo de otros o con experiencias propias. Usar las tres refuerza el aprendizaje. A continuación les presento el ejemplo de dos personas que crecieron con sistemas diferentes de enseñanza financiera. 

Chelsea: 

“Cuando era niña, mis papás eran muy ahorradores. Me daban mi domingo y me obligaban a ahorrar el 20%. Tenían anotado en un cuaderno cuánto dinero llevaba acumulado. Cuando cumplí quince años y empecé a trabajar, abrieron una cuenta de ahorro donde depositaban mi salario y me obligaron a ahorrar el 30%. Un día les pedí dinero para comprar una bolsa de diseñador y me dijeron que no. Les contesté que era mi dinero y debería poder gastarlo como yo quisiera. Me dijeron que podría hacerlo cuando cumpliera 18 años y la cuenta bancaria estuviera a mi nombre. El día siguiente de mi cumpleaños número 18 fui al banco, saqué todo mi dinero y me lo gasté en dos meses. Durante mucho tiempo me endeudé con tarjetas de crédito. Me tomó cinco años salir de mis deudas y tener un colchón para emergencias. Para entonces ya estaba llegando a mis treinta. Siento que perdí una década de mi vida. Mi pregunta es, ¿por qué obligarme a ahorrar no tuvo el efecto esperado”. 

Mark:

“Mi papá nos daba domingo desde que tuvimos 5 años. Si queríamos algo, nos lo cobraba. Tenía seis años cuando le pedí a mi papá dinero para jugar a las maquinitas. Y él me dijo que me prestaría el dinero con interés. Entonces el siguiente domingo me dio la mitad de lo que solía darme para saldar mi deuda. Le pregunté: ¿dónde está mi dinero? Y me hizo las cuentas. Los otros niños recibían juguetes y regalos mientras yo tenía que hacer trabajos en la casa para que me pagaran. A los ocho años le pedí un préstamo para un juego de Legos y me tardé un mes en pagar. Mi padre lo llamaba el “Banco de papá”, pero yo creía que era el “Banco del psicópata”. Luego llegué a la universidad y todos los chicos estaban quebrados pero yo tenía bastante dinero. Cuando cumplí 25 se lo agradecí. Entendía la importancia de ahorrar, y conceptos como el interés y los préstamos. Mi familia tenía mucho dinero y yo no me enteré hasta que me convertí en adolescente”.

Ensayo y error

“Algunas personas tienen un cerebro
optimizado para el dinero, y otras no. 
Algunos naturalmente ahorran y otros no.
 Algunos pasan la vida casi sin cometer errores, 
otros aprenden de sus errores
y otros siguen cometiendo
los mismos errores una y otra vez”. 
−Warren Buffett

A Chelsea se le impusieron los hábitos financieros, mientras que Mark sintió en carne propia las consecuencias de sus decisiones de dinero. Por eso, el sistema más eficaz para enseñar finanzas personales es como el de Mark, porque promueve el ensayo y error. Para ello, se necesita crear un sistema financiero dentro del hogar que simule el medio exterior. 

El sistema debe imitar la vida económica real incluyendo: Ingresos, gastos, ahorro, inversión, crédito y generosidad. No está de más aclarar que este sistema debe aplicarse consistentemente e incluir reglas claras.  

Ingresos

  • Puedes pagarles por actividades en casa, pero deben ser extra. No les pagues por labores que son su obligación como parte de la familia, por ejemplo, poner su ropa sucia en el cesto o lavar sus trastes. 
  • Si ganan dinero fuera de casa, ayúdales a detectar oportunidades de emprendimiento pero no lo hagas todo por ellos. 
  • Déjalos centrarse en sus intereses y en sus talentos o motívalos a generar buenos hábitos. 

Gastos

  • Al crecer, conviene aumentar el salario e ir agregando gastos no esenciales que el niño debe cubrir, como materiales de dibujo, juguetes, dulces o accesorios. 
  • Los niños deben poder gastar su dinero en lo que quieran, mientras sea legal. Puedes hacer sugerencias, pero no dar órdenes. Si quiere dulces, puede comprarlos, pero recuérdale que hay reglas para consumirlos en casa. Esto les dará la lección de que una compra tiene dos precios: el de compra y el de uso. 

Ahorro e inversión
Deberá tener al menos tres alcancías: Ahorro, inversión y donación. De este modo, verá que el ahorro no genera rendimientos, se motivará con los intereses que dan las inversiones y recordará que el dinero también sirve para compartirse. Pero también aprenderá que el dinero invertido no puede usarse en ciertos periodos. Asegúrate de que sean plazos cortos, pues los niños tienen menos paciencia que los adultos, y ofrece mejores tasas entre más pequeño es el niño. También puedes darle la opción a tu hijo de prestarte dinero, y ofrécele con ello tasas más altas que con las inversiones. Sugiérele invertir al menos el 20% de sus ingresos, y motívalo a establecer un objetivo para la inversión, pero no te impongas.

Crédito

  • Ofrece un crédito cuando no le alcance para alguna compra que apruebas.  Aplica intereses fáciles de calcular para su edad. 
  • Nunca perdones préstamos ni intereses.  
  • Puedes facilitar el pago del préstamo pagándole por actividades domésticas adicionales o igualando la cantidad que ganen trabajando fuera de casa. 

Generosidad

  • Muéstrale al niño que dar es parte de lo que haces cada día y cómo te hace sentir. 
  • Los niños son más generosos si les ayudas a ver la relación entre generosidad y felicidad. 
  • Tomar turnos y compartir alimentos da a los niños la oportunidad de practicar ser generosos y justos.
  • Siempre dales la opción de compartir o no. Obligarlos no funciona. 

Conclusiones

  • El dinero es una habilidad tan básica como aprender a no hablar con extraños o a cruzar la calle. No saber usarlo también puede ser mortal.
  • La influencia que tendrás en el futuro financiero de tu hijo es inigualable. 
  • El esfuerzo que realices mejorará tus finanzas y la de tus hijos en el futuro, porque nada es más contraproducente para las finanzas propias que tener un hijo en la quiebra.

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A continuación, te presento más recursos para la educación financiera infantil: 

Libro: Tu hij@ puede ser millonari@

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¡Nos vemos el próximo mes!

Con emoción,
Edith