Para ser estratégico: pensar, planificar y hacer

jefe blog David Somoza

Por David Somoza Mosquera

Un líder estratégico es, ante todo, un planificador. Toma decisiones alineadas a las estructuras y procesos de la organización y tiene la capacidad de pensar en imágenes del futuro. Para ello se vale de un enfoque sistémico, que es un método para resolver problemas con unas características muy específicas.

Este enfoque considera a los elementos de un sistema como interrelacionados y con un objetivo común; se centrar en las interacciones, relaciones y comportamientos entre los elementos y aborda los objetos y fenómenos como parte de un todo.

Y es justamente esa aproximación la que le permite al líder estratégico no solo planificar, que es definitivamente una de sus grandes fortalezas, sino también prever nuevas oportunidades y esforzarse por aplicar opciones interesantes en beneficio de la empresa y su recurso humano.

De modo que el pensamiento estratégico incluye una anticipación cuidadosa de las amenazas y vulnerabilidades de las que hay que protegerse, pero también de las oportunidades que hay que aprovechar. 

En última instancia, el pensamiento y el análisis estratégicos conducen a un conjunto claro de objetivos, planes y nuevas ideas necesarias para prosperar en un entorno competitivo y cambiante como el que estamos viviendo.

Sin embargo, para tener éxito con este tipo de abordaje lo primero que debe hacer un líder es dejar atrás el pensamiento táctico y asumir de frente el pensamiento estratégico. Esto impplica basar sus acciones en tres aspectos que para Rich Horwath, fundador y CEO de Strategic Thinking Institute, son fundamentales; tal y como lo plantea en su análisis “How to Become a Better Strategic Thinker”. 

Horwath, quien ha entrenado a miles de líderes para ayudarlos a desarrollar sus capacidades de pensamiento estratégico, ha identificado tres comportamientos principales en los que hay que trabajar: la perspicacia (pensar), la asignación (planificar) y la acción (hacer) para llegar lejos.  

La perspicacia, de acuerdo con el autor, tiene que ver con la forma de pensar del líder, su capacidad para entender una situación, generar nuevas ideas para pasar del estado actual al futuro deseado y resolver desafíos para crear nuevo valor. 

“Perspicacia se refiere a su capacidad de generar aprendizajes a partir de su conocimiento del contexto. Esto requiere curiosidad y una mentalidad exploratoria. Un rasgo clave de los pensadores estratégicos es su disciplina para registrar, clasificar, compartir y reflexionar de forma continua sobre las ideas”, explica.

En cuanto a asignación, esta se refiere a la forma en que se planifica. “Los pensadores estratégicos establecen objetivos, distribuyen los recursos, reconocen los riesgos y las desventajas a la hora de tomar decisiones y crean ventajas al ofrecer un valor superior. El lugar en el que invierte sus recursos (tiempo, talento y capital) es uno de los principales factores de su eficacia”, sostiene Horwath.

Por último, está la acción, que tiene que ver con lo que hace. Preparar una estrategia empresarial es solo un paso; la forma en que implemente su estrategia determina su éxito. Esto requiere la capacidad de colaborar con otras personas, ejecutar estrategias para alcanzar los objetivos y optimizar su desempeño personal, expresa el autor.

Y concluye con esta reflexión que es de sumo valor: “Cuando definamos la estrategia como la posesión de una visión que conduzca a una ventaja, podemos empezar a evaluar nuestro propio nivel de aptitud estratégica. La perspicacia, la asignación y la acción (la capacidad de pensar, planificar y hacer) son lo que separa a los pensadores estratégicos del resto, y son comportamientos que se pueden aprender y aplicar para crear un valor superior. Si bien la belleza puede estar en el ojo del espectador, la estrategia está en el comportamiento”.
 

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