Organilleros realizan desfile en Monumento a la Revolución
Ciudad de México. - El oficio de organillero se ha convertido en un verdadero tesoro cultural en la Ciudad de México, con una tradición que se remonta a más de 130 años. Estos músicos ambulantes han sido una presencia constante en las calles de la capital, llevando alegría y melodías a los transeúntes, mientras se ganan la vida gracias a las generosas propinas que reciben.
Con el objetivo de preservar y reconocer la importancia de este oficio, se ha lanzado una iniciativa para declarar el oficio de organillero como patrimonio cultural de la Ciudad de México. La propuesta busca establecer un censo de organilleros, así como fomentar eventos culturales que permitan conocer más sobre esta antigua tradición y promover su desarrollo.
En el marco del Primer Festival de Organilleros de la Ciudad de México, un grupo de organilleros realizó un emocionante desfile desde el Monumento a la Revolución hasta la Plaza Tolsá. El festival, que celebra y realza este oficio, ha mostrado la evolución de los organillos, con instrumentos afinados y restaurados. Además, ha contado con la participación de organilleros provenientes de Chile, cuyo oficio ya ha sido reconocido como patrimonio y considerado tesoro humano vivo. Durante el festival, los organilleros mexicanos han compartido experiencias y conocimientos con sus colegas chilenos, en un esfuerzo por enriquecer aún más esta antigua tradición.
En este contexto, Martha Maya, una de las voces principales en la promoción de la declaratoria del oficio de organillero, hizo un llamado a las universidades para que realicen investigaciones sobre este oficio. Asimismo, instó a las autoridades a fomentar su desarrollo y a los ciudadanos a cooperar para mantener vivo este legado cultural.
El oficio de organillero es una de las pocas tradiciones que se ha arraigado en la Ciudad de México y es considerado un patrimonio vernáculo de la región. Aunque existen organilleros en otras partes del país y del mundo, es en la capital mexicana donde se encuentra la mayor concentración de ellos. Su labor, basada en la cooperación y las modestas contribuciones de los transeúntes, ha permitido que las canciones populares se transmitan a través del repertorio del organillo, convirtiéndose en parte del acervo musical de la ciudad.
Con esta iniciativa y el apoyo de la comunidad, se espera que el oficio de organillero se fortalezca y perdure en el tiempo, enriqueciendo la identidad cultural de la Ciudad de México y manteniendo vivo el sonido de los organillos en sus calles.