Descubre el verdadero horror detrás de una visita a los abuelos

Por César Hernández.

La historia que estoy a punto de contar es posiblemente la peor experiencia que he vivido en toda mi vida, incluso seguirá atormentándome por el resto de mi existencia.

Mis abuelos habían comentado a mis padres que sería una buena idea visitarlos para quedarnos durante la época de otoño. Yo no los conocía, mi mamá a veces me contaba historias sobre ellos, sin embargo, no prestaba mucha atención pues me parecían irrelevantes sus anécdotas.

Yo no quiero ir, ¿Puedo quedarme?

No empieces con esa actitud Fabiola, dijo mi papá, no te cuesta nada pasar tiempo con tus abuelos, además no es posible que te quedes sola en la casa.

Bien, ¿Entonces puedo quedarme en la casa de mi amiga Verónica?, ella vive a tres calles de nuestro edificio.

No insistas más, vendrás con nosotros quieras o no, los abuelos tienen muchas ganas de conocerte.

Me resigné al cambio de opinión de mi papá. Fui a mi habitación y preparé una pequeña maleta con todo lo necesario para pasar, lo que consideré, los peores días de mi vida... desafortunadamente no me equivoqué.

¿Ya estás lista Fabiola?, gritó mi padre desde la planta baja.

Me negué a responder a aquella pregunta con la intención de mostrarle mi descontento por no aceptar mi decisión.

Al bajar salí de la casa sin dirigirle la palabra a mi papá y subí a la camioneta. El viaje duró más de dos horas, tiempo que aproveché para tomar algunas fotos de los increíbles paisajes que recorríamos, aun así, el trayecto fue complicado y me quedé dormida

VIAJE CARRETERA

Ya llegamos, despierta Fabiola.

No quería bajar del auto, pero de no hacerlo de nueva cuenta iba a comenzar una discusión con mi papá, así que tuve que hacerlo.

La casa de los abuelos era como me la imaginaba, la fachada estaba deteriorada por la falta de mantenimiento, el jardín estaba marchito y en la puerta se encontraba un letrero viejo con la palabra "bienvenido", ¡vaya forma de recibir a los invitados!

IMAGEN HISTORIA DE TERROR

Al tocar el timbre no recibimos respuesta, después de unos cuantos segundos se escucharon los pasos de alguien acercándose a la puerta.

Ante nosotros se mostró un hombre alto y delgado, se trataba del cocinero que se encontraba preparando la cena para nuestra llegada.

Adelante, los señores los esperan en la sala.

Al entrar se percibía un olor extraño, pero al parecer a mis padres no les causó incomodidad, al dirigirnos a la sala mis abuelos se encontraban sentados en un sillón. Después de saludarlos, el cocinero nos indicó que ya estaba lista la comida.

Cada uno tomó un asiento y mientras aquel hombre servía los platillos el olor se volvía cada vez más fuerte.

Al terminar la cena tomé mis cosas y me dirigí a la habitación que mis abuelos habían preparado para mi estadía en los próximos días.

Por la siesta que había tomado durante el camino no tenía mucho sueño, así que me quedé despierta hasta altas horas de la noche. Los demás se encontraban dormidos o eso pensé hasta que un sonido proveniente del pasillo me puso en alerta.

Con mucho temor decidí salir de mi cama y me encaminé hacia el sitio donde escuché aquel sonido, tras recorrer los pasillos llegué hasta la puerta del sótano, al abrirla me quedé petrificada, en este sitio se encontraban los restos de dos personas mayores.

SOTANO HISTORIA

Tras la terrible escena, corrí directamente hasta el cuarto de mis padres para despertarlos.

Tenemos que irnos de aquí, encontré los cuerpos de los abuelos, están muertos.

Mis padres me miraban con extrañeza, no entendían lo que estaba ocurriendo. Después de explicarles con rapidez lo que había presenciado, tomaron sus cosas y abandonamos la casa, ni siquiera pasó por nuestra mente que el cocinero pudiera detenernos tras haber realizado el macabro descubrimiento.

Al abordar la camioneta me surgieron varias preguntas: Si los “abuelos” estaban muertos… ¿Quiénes eran las personas que se encontraban sentadas en aquel sillón?, ¿Acaso eran seres sobrenaturales que habían tomado su forma física?, ¿Quién era el cocinero? ¿El olor extraño emanaba de los cuerpos en descomposición o tal vez de la comida preparada por aquel hombre?

El auto se alejaba cada vez más, agradecí que mis padres me creyeran sin cuestionarme, tal vez el hombre que estaba al cuidado de ellos buscaba terminar con nuestra vida como lo hizo sin ningún remordimiento.

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