Terror nocturno en el Bosque: La Mujer Vampiro de Chapultepec

Redacción.

 

Si alguna vez has tenido oportunidad de caminar por el Paseo de la Reforma, desde el Auditorio Nacional, seguramente habrás disfrutado de tu paseo por una de las avenidas más bellas del país, llena de vida gracias a la presencia de familias, vendedores y rodeada de espesos árboles de altas copas que brindan un oasis al calor sofocante que a veces se apodera de la capital.

Sin embargo de noche, aunque sigue siendo un lugar de gran belleza gracias a la arquitectura de los recintos que la bordean y la espléndida vegetación, lo sobrenatural se hace presente desde hace varias décadas con una historia de misterio y desapariciones que remiten a una criatura sedienta de sangre.

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Las versiones, bastante difusas, coincidirían al señalar la década de los 70 como lugar de los primeros avistamientos, en los que se describe como una mujer de increíble belleza asistía asiduamente a dar “caridad” a las personas sin hogar que frecuentaban o dormían en la zona, teniendo especial atención con los pequeños nacidos en estas condiciones, a los que se llevaba al interior del bosque con la promesa de darles un hogar, comida y estudios; razón por la cual durante algún tiempo nadie se extrañó de que estos no regresaran, sin embargo esto se fue volviendo más sospechoso por la gran cantidad de menores a los que “daba una vida mejor” pero que nunca volvieron a ser vistos. 

Al pasar de los años esta misteriosa dama desapareció, pero en su lugar un siniestro espectro de rostro excepcionalmente pálido, con ropas oscuras y rotas, que según los comerciantes ambulantes, trabajadores de limpia y deportistas que suelen ejercitarse en la zona a altas horas de la noche; recorre esta avenida del lado del Museo de Antropología e Historia y el Parque Gandhi. 

 

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Quienes aseguran haberla visto mencionan haber experimentado una sensación de profunda incomodidad, seguida de escuchar murmullos entre los matorrales y zonas poco iluminadas o incluso encontrarse con una mirada de ojos verdes y penetrantes acechando desde la maleza o las copas de los árboles. 

Otros, en cambio, cuentan haberla encontrado caminando por la banqueta con un paso sumamente lento y una apariencia que hubiera hecho creer en primera instancia que se trataba de una de las personas sin hogar que pernoctan ahí, pero su rostro cada vez más inhumano y boca manchada de sangre terminó por ponerlos en alerta e hizo huir, corriendo con todas sus fuerzas de unas carcajadas soeces y zarpazos de afiladas uñas a sus espaldas. 

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Ante esto, sólo resta dejar volar la cara más mórbida de la imaginación para adivinar lo que le ocurrió a todo aquel que no corrió lo suficientemente rápido hacia alguna de las lámparas o esquinas donde algún otro noctámbulo o empleado nocturno pudiera haberle ayudado.

Sin dudas este es uno de los misterios más inquietantes que guarda la Ciudad de México, pero a diferencia de otros más fortuitos, este podría encontrarse al alcance de todo aquel valiente que esté dispuesto a adentrarse después de la media noche en los rincones más solitarios y oscuros del Bosque de Chapultepec.

 

mfdo.