El arte de Martín López (Segunda parte)
Francisco X. López
El dibujante Eleuterio Serpieri dijo que es prácticamente imposible crear algo absolutamente nuevo. Sólo nos queda hacer una nueva combinación con lo ya existente. Conjuntar técnicas y motivos buscando una nueva apuesta. Dimensionar a un personaje de una manera opuesta a lo que es su esencia. Convertir al inútil de Homero Simpson en un respetado y poderoso super-héroe, a Frida Kahlo en una sensual vampiresa o al tierno Winnie Pooh un feroz oso polar devorador de focas.
Durante varios años el trabajo de Martín López apareció en varias revistas a nivel nacional e internacional, Mad, Wizard, Playboy, Cine Premier, Cineteca Nacional o TV Azteca; recibió reconocimientos y la aceptación de un público enorme. En un solo año trabajó para las tres convenciones icónicas del cómic en México, CONQUE, MECyF y la Mole. Pero un día su trabajo dejó de ser propositivo, de sorprender y, poco a poco, se hundió en el olvido. Las nuevas tecnologías, la riqueza de las propuestas de los nuevos talentos, terminaron por dejarlo atrás. Sin embargo, siguió trabajando de manera menos masiva, menos espectacular, tratando de entender el ritmo de las nuevas tendencias.
Actualmente dibuja una tira cómica. “Shiro y los Yntegrales son un grupo de niños inteligentes y soñadores que no siempre ganan sus batallas pero que disfrutan arrebatándole a la vida pedacitos de alegría. Shiro es un perro preocupado por el amor, la muerte y el dolor, pero permanentemente sometido por sus urgencias biológicas como el hambre, el sexo y las pulgas. Cree que su dueño, Benito, es en realidad su mascota y constantemente trata de educarlo.
“México tiene caricaturistas políticos impresionantes, pero las propuestas en tira cómica, aunque maravillosas, son muy pocas”.
También escribío una novela La ofensiva de Anenecuilco. Una historia de violencia, amor y locura sobre el valor de los libros y el costo terrible del saber. Narra la última batalla que libran los libros y los lectores por su derecho a ser en un mundo dominado por el miedo y la ignorancia que los acusan de ser portadores del conocimiento, origen y principio de todo sufrimiento. Le llevó cuatro años escribirla y aún permanece en el limbo de los sueños por cumplir.
En sus propias palabras se describe como un ferviente espectador de la vida.
“Un artista es un traductor de belleza, un inventor de conceptos. Un artista es y será siempre un inventor de sentimientos, y podrá ser anónimo o mundialmente popular. Parte de mi trabajo tuvo la fortuna de encontrarse en el camino con las personas y con el tiempo justos. El éxito no tiene planos ni instructivo. La educación, la disciplina, el valor y la perseverancia son las grandes herramientas necesarias para buscar y desenterrar tesoros”.