No es solo el líder, también está el equipo
Por David Somoza Mosquera
¿De qué depende el éxito de un líder? Sin duda alguna de muchos factores, pero lo primero que hay que dejar claro es que su éxito no depende exclusivamente de su talento individual y cómo lo potencia, sino también de la eficacia de su equipo al lograr el engranaje perfecto. Esto, al final, termina siendo uno de los principales desafíos de los líderes.
Ciertamente, el trabajo en equipo es difícil en cualquier nivel. Y aún más si las compañías priorizan el desarrollo de líderes individuales sobre los equipos de liderazgo. Esto es compresible tomando en cuenta que en el mundo de los negocios se resalta el liderazgo como una habilidad individual.
Sin embargo, esta no debería ser la única opción. Es un hecho que las empresas son productivas, se desarrollan, crecen, gracias a sus líderes, pero también al papel que desempeña su talento humano.
De allí que sea clave adoptar ciertos rasgos colectivos que les permitan a los equipos alcanzar la eficacia y despuntar como los mejores, aquellos que son responsables de abordar los problemas más importantes y complejos de su organización y presentar los mejores resultados.
¿Entonces, que debería hacer un equipo para trabajar con todo su potencial? En 5 Traits of Effective Leadership Teams, los expertos en liderazgo, eficacia de equipos y transformación Gregory LeStage, Sara Nilsson DeHanasy Pete Gerend analizan los cinco comportamientos que comparten los equipos altamente efectivos.
“No todos los mejores equipos efectivos son iguales. Pero después de estudiar cientos de ellos en 11 industrias y seis continentes, identificamos cinco rasgos de comportamiento que los mejores equipos efectivos tienen en común: dirección, disciplina, impulso, dinamismo y colaboración. Estos rasgos son colectivos: caracterizan los comportamientos del equipo en su conjunto, no los de sus miembros individuales”, sostienen.
Y estos cincos rasgos son:
-Dirección. Los equipos eficaces se alinean en torno a objetivos compartidos y establecen prioridades claras a corto y largo plazo. “La forma en que un equipo superior trabaja en conjunto para establecer la dirección de la organización (su propósito, visión y estrategia) es una piedra angular de su eficacia… Cuando un equipo no está alineado con las prioridades que impulsan su estrategia, fácilmente puede perder el rumbo”, advierten los autores.
-Disciplina. La disciplina proporciona la estructura necesaria para la toma y ejecución de decisiones. Los equipos más efectivos se rigen por rutinas, mantienen reuniones productivas y se aseguran de que todos los integrantes conozcan sus funciones. Sin embargo, de acuerdo con LeStage, Nilsson DeHanas y Gerend, “los miembros del equipo a menudo no tienen claro el papel del equipo en sí”, lo que resulta preocupante.
-Conducir. Los equipos de liderazgo más eficaces y con más dinamismo son resilientes, debaten de manera constructiva y trabajan duro para superar los obstáculos. Prosperan en las crisis porque no rehúyen los problemas: los abordan de frente. Por eso el impulso es fundamental cuando un equipo superior enfrenta una crisis.
-Dinamismo. Los equipos exitosos se adaptan y responden rápidamente al cambio -lo tratan como algo constante y positivo-, aceptando el riesgo y aprenden del fracaso sin miedo. También tienen predisposición a la acción y responden con rapidez y flexibilidad a nuevos escenarios, modificando planes y ejecutando en consecuencia.
Colaboración. “El corazón mismo del trabajo en equipo es la colaboración. Combina dirección, disciplina, impulso y dinamismo, y prospera en un entorno de conexión, inclusión y confianza”, aseguran LeStage, Nilsson DeHanas y Gerend. “Los equipos que destacan en la colaboración crean la seguridad psicológica necesaria para dar y recibir comentarios, escuchar activamente, intercambiar ideas, resolver problemas y responsabilizarse. Nada de esto sucede por sí solo. Es difícil colaborar bien y de manera consistente sin instrucción y práctica”.
Así que no está de más que las empresas consideren priorizar el desarrollo de equipos de liderazgo fuertes y eficaces. El propósito debe ser que “funcionen como una unidad de comportamiento colectiva en lugar de una afiliación flexible de líderes individuales”, como bien señalan LeStage, Nilsson DeHanas y Gerend.