Equipos siendo responsables
Por David Somoza Mosquera
Una de las principales responsabilidades del líder es lograr que su equipo sea efectivo y, sobre todo, responsable. Sin embargo, no siempre es así. A veces fracasan porque no se delimitan las funciones que cumplirá cada integrante, por no dar a conocer las normas de su funcionamiento, por la poca disposición a colaborar e intercambiar conocimientos, o por la incapacidad de sus miembros de rendir cuentas.
La lista podría seguir, pero esa no es la intención de este artículo. El propósito es precisar las razones por las cuales algunos equipos tienen más éxito que otros a la hora, por ejemplo, de alcanzar los objetivos o cumplir los plazos trazados por la empresa. E incluso, en aumentar la productividad y rentabilidad de la compañía.
La respuesta la tienen investigadores del NeuroLeadership Institute, concretamente David Rock y Emma Sarro, quienes analizaron los procesos cognitivos asociados a los líderes que cultivan la responsabilidad en sus equipos. Ellos identificaron tres hábitos que practican estos líderes y que son los que hacen que el personal a su cargo tenga un desempeño efectivo.
En primera instancia, estos líderes piensan en el futuro. Pueden mentalizar lo que es probable que suceda cuando le dan a alguien una tarea o instrucción, es decir, tienen la capacidad de “entender la perspectiva de la otra persona, las preguntas que puede tener, los obstáculos que se le pueden presentar y sus puntos fuertes y desafíos únicos”, según sostienen Rock y Sarro, junto al escritor Chris Weller, en el análisis 3 Ways to Compassionately Hold Your Team Accountable.
El segundo hábito que han desarrollado estos líderes es que son dueños de sus compromisos. Este punto es clave porque las personas que cumplen sus promesas se convierten en figuras en las que otros confían profundamente. Esa confianza tiene un enorme impacto en la capacidad de todos para colaborar bien.
Y tercero es que se basan en las soluciones. En este caso, cuando ocurran errores los líderes se enfocan en lo importante: el aprendizaje y el crecimiento, y no en culpar. Esta mentalidad no punitiva fomenta la seguridad psicológica y el desarrollo continuo de los miembros del equipo, incluso a través del fracaso. Esto trae, sin duda alguna, ventajas para la cultura del equipo.
Ahora bien, la importancia de poner en práctica esas habilidades tiene que ver con el hecho de que los líderes siempre han tenido que equilibrar la compasión y la responsabilidad. Sin embargo, en los últimos años -con mayor énfasis durante la pandemia y luego durante la llamada “nueva normalidad” post covid- “el péndulo se balancea a rabiar en ambas direcciones”, aseguran los autores.
Así que uno de los grandes retos que ahora tienen los líderes es equilibrar la responsabilidad y la compasión en sus equipos de trabajo, partiendo del hecho de que ambas son cruciales para alcanzar el éxito. Entonces, ¿cómo hacer compasivamente que las personas a su cargo rindan cuentas ante las responsabilidades que se les asignan?
De acuerdo con los investigadores, “la gente percibe la responsabilidad de dos maneras y el tipo que cultiven los líderes determinará el desempeño de sus equipos”.
Esos dos estilos son: 1. Amenazante, donde la responsabilidad es punitiva, pues implica reprender a las personas por sus errores y fracasos, creando así una cultura de amenaza y culpa. 2. Un desafío digno, donde la responsabilidad es percibida como un desafío en el que hacerse cargo de una tarea es visto como una oportunidad de crecimiento y los traspiés, una posibilidad de mejorar.
Ante ello, los investigadores advierten que “los líderes deben esforzarse por lograr el segundo tipo de responsabilidad, ya que ahora hay importantes investigaciones que sugieren que fomentar una mentalidad de crecimiento acelera el rendimiento individual, el aprendizaje y la adaptabilidad y el bienestar general”.
Y para llegar allí los líderes deben poner en práctica, precisamente, los tres hábitos que describimos anteriormente, tomando en cuenta que la responsabilidad del “desafío digno” permite a la gente elegir ser responsable. Los empleados pueden darse cuenta de que aprender y crecer tiene beneficios tanto para ellos como para la empresa.