Misterios del Cerro de la Estrella: Historias de brujas y bolas de fuego
Ciudad de México.- La montaña ubicada al centro de Iztapalapa, ha sido habitada desde épocas muy tempranas, cobrando relevancia por la ceremonia que evitaba que el Sol muriera, llamada “Fuego Nuevo”.
Con el paso del tiempo el lugar ha ganado fama por ser uno de los puntos más energéticos de la capital y su pasado prehispánico.
Habitantes de la zona, aseguran que por las noches suben personas para realizar rituales de magia negra, además de ser testigos de eventos paranormales como la aparición del Diablo, duendes, brujas y cambia formas (nahuales).
Personas de los alrededores de este punto han notado la presencia de las llamadas “bolas de fuego”, las cuales tienen la característica de ser como esferas de color rojo, verde o azul y parecen estar bailando.
Este fenómeno ha provocado que las personas estén convencidas de que son brujas.
Así se ven "las bolas de fuego"
Mediante varios vídeos, en distintos cerros de México, este fenómeno ha sido captado a través de cámaras de celulares:
Una historia de mi tía y el Cerro de la Estrella
Mi misma tía abuela fue testigo de ver aquellas bolas de fuego en la noche, pero el evento más escalofriante que contó a mi familia es su experiencia en la calle Estrella, misma calle que conduce al cerro, mi tía tenía un terreno en aquella zona.
Cuenta mi familia que, su hijo veía aquellas luces en la noche y temía por ir al baño, puesto que para llegar, tenía que atravesar un tramo muy poco iluminado.
Su hijo dejó de ir al baño, siendo este un problema ya que comenzó a hacerse en la cama que compartía con su hermana.
Mi tía molesta, regañó a su hijo y se vio obligada a encaminarlo hasta el baño, sucedía así hasta que mi tía optó por una noche dejarlo a medio camino. De repente, se percató de que, entre la oscuridad, corría el pequeño privado de miedo, por lo que la madre al regañarlo y obligarlo a regresar para demostrarle que no había nada, notó que en el gran árbol del terreno se encontraba de entre las ramas una mujer desnuda que colgaba de los pies que parecían manos.
Mi tía al sentirse aterrada, reaccionó con tomar a sus hijos y correr hasta la iglesia de San Pablo para llevar al padre al terreno y echar agua bendita.
Cabe mencionar que mi tía con el tiempo se hizo más apegada al catolicismo, pues pensaba que al no ser tan apegada a su religión aquellas bolas de fuego se llevarían a sus hijos, además de haber pedido a vecinos que le ayudaran a talar el árbol donde había visto a aquella mujer.
Mi familia asegura que cuando mi tía Agustina contaba la historia, todos temían pasar por su casa o voltear hacía el cerro de noche.
En la actualidad la hija de mi tía, con 72 años, comenta que no volvieron a ser molestados por la bruja, pero que ven seguido las bolas de lumbre. Por su parte el hijo de mi tía niega la historia.
Cabe mencionar que vecinos y amigos de mis familiares han visto muchas veces el fenómeno de las bolas de fuego.
(Foto actual el terreno)