El viaje de mis sueños... se convirtió en mi peor pesadilla
Por César Hernández
Este es el relato que me contó una amiga, sobre una experiencia aterradora que vivió:
Se acercaba el fin del año escolar. Estaba emocionada porque finalmente podría tomar unas merecidas vacaciones luego de tanto estrés.
Todo mi grupo de amigos ya tenía planes para disfrutar el verano, sin embargo, yo decidí separarme por completo de ellos, después de todo, siempre los veía para terminar las tareas y proyectos escolares.
Había escuchado acerca de un destino turístico ubicado en Querétaro, estaba decidida a ir tras varios intentos fallidos de visitarlo.
Afortunadamente ya tenía todo preparado, maletas, presupuesto, alojamiento; respecto al traslado pensaba pedirle el auto a mi papá, aunque supuse que se negaría a prestármelo.
Tras el fin de la época de clases, me las arreglé para convencer a mi padre sobre aquella decisión, menos mal mis calificaciones eran muy buenas y con un poco de ayuda de mi hermana logré mi objetivo.
Temerosa de que mi papá cambiara de opinión, rápidamente me subí al auto e inicié mi viaje.
Aparentemente el día se puso en mi contra ya que se soltó una intensa tormenta, el camino en la carretera se tornó difícil de ubicar, tuve que hacer un desvío para evitar un accidente.
A unos cuantos metros alcancé a ver una salida, misma que me llevó a una pequeña localidad, noté que este lugar tenía una vibra extraña, aun así, seguí adelante.
Repentinamente el motor se apagó y no supe que hacer, por un momento me arrepentí de irme completamente sola al viaje. No sé si fueron los nervios o el miedo que sentí, pero no me había dado cuenta que, justo en el lugar donde se descompuso el coche, se encontraba una casa, sin pensarlo decidí bajarme del auto para pedir ayuda, afortunadamente la lluvia había cesado.
Al tocar la puerta no tuve respuesta, volví a tocar y fue lo mismo, toqué por tercera vez y nada, justo cuando di la vuelta para retirarme escuché como abrían la puerta, al voltearme vi a una pequeña niña quien me preguntó que se me ofrecía.
Le conté mi terrible experiencia y después de unos segundos me dijo que dentro de la casa se encontraban sus padres, que tal vez ellos me podían ayudar. Al pensar que esta era la única ayuda que tenía… acepté la invitación para pasar.
Al entrar y cerrar la puerta la entrada inexplicablemente se desvaneció, la casa que hace unos instantes me había parecido un hogar espléndido se convirtió en un sitio macabro lleno de penumbra. En unos de los rincones de la casa se formó un espacio lleno de luz, al acercarme me llevé una enorme sorpresa… vi a una criatura terrorífica.
Alrededor de ella se encontraban restos humanos, me lamenté por insistir en tocar tantas veces esa maldita puerta, no me quedó más que aceptar mi destino y recordar que yo sólo quería tomar un descanso de la pesada rutina.